sábado, 7 de julio de 2007

"LA POESÍA NO ES PARA LOS IMBÉCILES"

Escribir, porque el hombre es escritura y porque no hay humanidad sin escritura".

En cada hombre hay un poeta, se necesitan los instrumentos adecuados para producirlo. Ahora bien, el poema no está en la vida del poeta; es en el trabajo de escribir, que su vida entra como materia prima natural y también en ese trabajo, entra otra materia prima, la materia prima elaborada, que son todos los poemas de los otros poetas; a éstas, cuando se aplican los instrumentos de trabajo adecuados, producirían el poema.
Todo esto se dará bajo una función, la función poética, si no, no hay poesía, tampoco hay ciencia si no es bajo esta función.
Es en el mismo movimiento de la escritura donde está jugado el "acto poético". Una función que requiere de la vida del poeta, pero la vida del poeta, se ex-pone y no está, está al servicio de la escritura.
La poesía acontecerá en un más allá, en un pasaje donde el poeta no trata de contar, sino que tanto el poema como el poeta, se dan después.
Escribo para borrar mi nombre (Bataille)
El camino de la poesía está lleno de fuentes inagotables, sin fin y como es necesidad primordial el hablar de lo imposible, el poeta juega a desaparecer para entregarse a esa producción que está llena de zozobras e incertidumbres. Empujado a transformar todo lo que ve, se encadena y nunca tan libre deja que se produzca el poema.
En ese ejercicio que nos propone la escritura, los significantes trabajan al poeta para cobrarse en una realidad que puntúa el mismo poema. Y así, cada poema ha de acercarnos con la exhuberancia de las imágenes que se producen a la apuesta del decir, no parar de decir, decir otra vez y poder sostener en ese ejercicio la firme tierra que nos propone la poesía:
volar, dejarse llevar, por Ella, en Ella. La poesía.
"El poema puntúa la vida del hombre, de la mujer"

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